2011-08-06 14:24:40https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=226

Por la gracia de Dios también en este año han habido jóvenes che han iniciado el camino del noviciado en nuestra Fraternidad. La formación a la vida religiosa se realiza en varias etapas. La primera es la del postulantado: un período que dura más o menos un año, dependiendo de los casos, en ese tiempo el candidato encuentra y empieza a conocer poco a poco la comunidad en la cual es aceptado después de haber conocido sus propias intenciones. El segundo paso, mucho más importante, es el noviciado: dura por lo menos un año y en nuestra pequeña familia inicia con la entrega del Evangelio y la cruz, dos elementos simbólicos y muy significativos que expresan en un sólo acto el significado mismo de la vida consagrada.

 

El noviciado, para nosotros los Hermanitos de Jesus Caritas, tiene en su DNA la posibilidad y la necesidad de transcurrir parte del periodo en Nazaret, en el lugar de la Encarnación y en donde el Hermano Carlos de Jesús concibió sus ideas más importantes para vivir su propia vocación. Por eso han transcurrido varios meses aquí Franklin y Giovanni Marco, durante su estancia han podido profundizar el significado de la «vida escondida de Jesús en Nazaret» y para conocer el arte de la vida ordinaria siguiendo al Nazareno en la ciudad, en su casa y en su trabajo, mezclados entre la gente, caminando por las mismas calles y contemplando los mismos escenarios.

Concluyendo su año de noviciado, en la fiesta de la vida consagrada que es la Transfiguración, Franklin comparte con nuestros hermanos y amigos algunas de sus ideas basadas en su experiencia del período apenas transcurrido…

En esta fiesta tan importante para toda la Iglesia y en particular para nuestra Comunidad (según nuestro calendario propio), deseo compartir con todos los queridísimos hermanos y amigos algunas de las experiencias que me han acompañado y han marcado mi vida en este año de noviciado. Es necesario que empiece recordando el paso evangélico que la liturgia nos ofrece.

En primer lugar vemos a Jesús y luego a sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan. En estos meses he encontrado a muchas personas que han sabido transmitirme en modos diferentes, «expresándose como el Espíritu les inspiraba», el misterio de la vida de Jesús. Podría yo también llamarles por su nombre pero no lo hago porque ¡el mundo entero no sería suficiente para contener a los libros! Posiblemente esté exagerando, pero tampoco es una simple metáfora.

Continuando, el evangelista dice «y los condujo en un lugar apartado». ¡Cuántas veces me he sentido llamado en un lugar apartado por el mismo Jesús o por aquellos que lo representan para vivir momentos más íntimos de mi relación con el Padre! Pero no tengo las intenciones de hablar ahora de mis pocas y muy distraídas oraciones.

Me interesa el lugar en donde Jesús llevó a sus discípulos: «sobre una alta montaña». Sabemos muy bien que las alturas en la biblia son los lugares privilegiados para el encuentro con Dios. Quisiera compartir un poco la importancia que los lugares, o mejor dicho los montes han tenido para mí durante este año: el de las Bienaventuranzas, el Tabor, el Sión (Jerusalén) y el Sinaí (en Egipto). Aprovecho de esta ocasión para decir un sincero y humilde ¡GRACIAS! a los hermanos que me han brindado esta linda oportunidad, un verdadero kairós, y que me han acompañado en diferentes maneras. Es para mi motivo de gran alegría también la presencia de Giovanni Marco con quien hemos caminado y compartido muchas cosas en este tiempo, incluso con el silencio. Todas las cimas mencionadas las hemos alcanzado juntos. ¿Cómo no recordar los tres días en la ermita sobre el monte de las Bienaventuranzas, las dos veces que caminamos desde Nazaret hasta el Tabor (una vez también con Paolo), los días durante la semana santa en Jerusalén y luego la subida al Sinaí? Como se puede constatar, en mi caminar y subir por los lugares, las personas me han ayudado a vivir y de consecuencia a crecer en la necesidad de esforzarme a saber escuchar la Palabra del Padre a pesar de mis temores y dificultades en comprender y hablar (cf. Mc 9,6).

Ahora que he terminado este período aquí en la Tierra del Santo (Tierra Santa) puedo simplemente agradecer al Señor por haberme permitido de sentir su voz por medio de los lugares, las personas, la biblia… Todo esto seguramente ha sido posible gracias a la amabilidad y atención de los hermanos de nuestra fraternidad de Nazaret que nos han acogido y ayudado: Paolo, Alvaro y Marco.

Aunque si mis palabras no logran expresar todo lo que llevo en mi corazón y en mi mente, ojalá, así ruego al Señor, que todas estas “semillas” puedan producir frutos según Su santa voluntad.

Franklin226open