2012-03-27 19:50:16https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=432

Tratando del tema «El cristianismo en el moderno mundo secularizado» (Europa en general e Italia en particular), un profesor de Filosofía, Giovanni Ferretti, sostiene que la sociedad actual obliga a los cristianos a reflexionar profundamente sobre el modo de vivir su propia fe, «no para ser menos cristianos, conformándose tranquilamente a la mentalidad del mundo, sino para serlo con mayor autenticidad, es decir, con mayor fidelidad al Evangelio» (Essere cristiani oggi, Elledici, Torino 2011).

Para poder realizar un verdadero cambio el Autor, utilizando un lenguaje bíblico, dice que nos encontramos ante la necesidad de realizar un «Nuevo éxodo», entendiendo con esta expresión la posibilidad de “salir” del mundo. Me explico mejor: Ferretti recuerda que el Éxodo de los israelitas (la salida o huida de Egipto) fue un paso necesario para poder liberarse de la esclavitud y así encontrar a Dios en el desierto. Pero antes de llegar a oprimirlos, el Faraón fue para los hijos de Jacob un “salvador”, y todo el país de Egipto fue para ellos la casa que los acogió, los nutrió y protegió. «Pero los israelitas eran fecundos y se propagaban; se multiplicaban y hacían muy fuertes, y llenaban el país» (Éxodo 1,7). Por tal razón, un rey sucesivo ya no fue un salvador y protector, sino un opresor y «los egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas» (1,13).

De aquí la nueva interpretación y actualización del autor mencionado: los cristianos al principio eran un pequeño grupo, insignificante. Sin embargo el anuncio del Evangelio se difundió rápidamente. Por el temor y la envidia de algunos surgieron las primeras persecuciones hasta llegar a ser crueles y sangrientas. Pero el cristianismo se refugió en el mundo, en la sociedad y el mundo que no solo los acogió sino también los protegió y nutrió. A lo largo de casi dos mil años se pudo hablar de la cristiandad, entendiendo con el término muchas cosas, entre ellas la alianza histórica entre “trono y altar”, es decir la colaboración (a veces incluso la identificación) entre ámbito religioso y ámbito civil. En pocas palabras el mundo era considerado cristiano.

Pero poco a poco el mundo, la sociedad, de “casa” pasó a ser para los cristianos un lugar en donde viven con grandes dificultades, en algunos casos solo sobreviven. De aquí la exigencia, en algunos contextos algo muy urgente, de empezar a pensar seriamente en cómo salir de una situación que podríamos llamar de “opresión”. El proceso de secularización sigue su paso y la Iglesia (Católica particularmente) necesita pensar en un nuevo modo para anunciar el Evangelio en un mundo que le es fuertemente hostil y que no le reconoce ninguna autoridad.

En primer lugar es importante saber distinguir entre cristianismo y cristiandad. El cristianismo es la esencia, es la fe en el Señor crucificado y resucitado de los cristianos, es la dimensión que nunca pasará y será siempre la “buena noticia” de la salvación. La cristiandad es la forma, el modo en que la fe se ha implantada en el mundo creando cultura y dictando leyes, a veces imponiéndolas. De esta segunda dimensión es necesario empezar a reflexionar seriamente sobre cómo alcanzar un “nuevo éxodo” que nos permita ser más libres para adorar a Dios.

No falta la literatura sobre este tema y “en familia” nos hace pensar en la obra del hermano Carlo Carretto El desierto en la ciudad. Y aunque si en este espacio no es posible profundizar me parece importante lanzar la idea como tema de reflexión en estos días que nos preparamos a vivir una vez más el Éxodo cristiano, la Pascua de nuestro Señor Jesucristo.

Oswaldo Curuchich

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