Annunciazione 1Mañana jueves 27 de noviembre nuestro hermano Prior, Gian Carlo, cumple sus 80 años de vida y para nosotros, así como para todas las personas que lo conocen personalmente, es un verdadero motivo para darle gracias a Dios por el don que representa nuestro “hermano mayor”. Estos días son muy importantes para nuestra Comunidad porque también nos estamos preparando para celebrar la memoria litúrgica del Beato Carlos de Foucauld el 1° de diciembre.


El hemano Gian Carlo (o padre Gian Carlo como se usa más en español) es una persona muy conocida y apreciada en Italia y al exterior, sobre todo por el hecho que nuestra congregación religiosa forma parte de la Asociación Familia Espiritual de Charles de Foucauld, un ente que reune a los 21 grupos diferentes, aprobados oficialmente por la Iglesia que viven la espiritualidad de Carlos de Foucauld y están presentes en los cinco continentes. Anteriormente el hermano Gian Carlo viajaba mucho y así pudo conocer diferentes países y encontrar a muchas personas. En el mes de noviembre de 1988 estuvo visitando El Salvador, Guatemala y México junto a otro de nuestros hermanos. Lastimosamente desde hace años ha tenido muchos problemas de salud y eso ya no le ha permitido realizar largos viajes. ¡Ahora ya perdí las esperanzas que un día me pueda acompañar a Comalapa! Pero eso no es una novedad, porque nadie vive sin dificultades y desafíos.
credenti 3En la vida del Prior no han faltado pruebas y sufrimientos, pero lo más característico de su vida es que ha sido desde siempre un “hombre de Espíritu”. Quienes han tenido la oportunidad de conocerlo, aunque por poco tiempo, han podido notar inmediatamente los dones humanos y espirituales que posee, sobre todo la capacidad de entrar en contacto con todos, chicos y grandes. Para nosotros de la Comunidad es una gracia poder contar con su presencia: nos da seguridad con su modo de ser un padre y un maestro, pero antes que todo un hermano mayor y un amigo. Personalmente no puedo negar que ha sido para mi como un padre. Por el hecho de haber iniciado mi camino de formación cuando era aun muy joven he tenido que alejarme de mis padres y de toda mi familia. Pero mis papás han podido encontrar en un par de ocasiones a nuestro hermano Gian Carlo y ellos también han quedado admirados de la bondad de un hombre que tiene la capacidad muy natural de llamar papá y mamá a los papás de los hermanos, y normalmente son todos más jóvenes que él.
Bueno, normalmente se dice que no es una buena idea hablar bien de una persona mientras viva, pero yo pienso que una vez en la vida sea posible hacerlo, ¡una vez cada 80 años!, luego si muchas veces tenemos la tentación (para no decir la mala costumbre) de hablar mal de las personas sin que eso nos cree algún problema, ¿por qué no hablar bien de alguien cuando se lo merece? Pero también debemos recordar que algunos de los dones del padre Gian Carlo han sido enriquecidos por el hecho de haber sido formado en una espiritualidad concreta y es la del Padre de Foucauld, conocido también como el “Hermano Universal”.
La idea de universalidad no expresa en primer lugar la capacidad de amar a todo el mundo sin alguna distinción. El hermano Carlos de Jesús vivió los últimos años de su vida en el desierto de Sahara en Argelia, y no pudo entrar en contacto con muchísimas personas; pero amaba concretamente a las pocas personas que lo rodeaban cotidianamente. Por otro lado debemos recordar que el mismo Jesús, el Salvador de toda la humanidad, el Rey del universo, vivió con un pequeño grupo de pesonas, con los Doce o tal vez pocos más. Y un día el evangelista San Juan dirá “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1), es decir hasta dar la vida por ellos. Y tampoco es posible amar a todos en la misma manera, pues siempre San Juan nos habla a propósido del “discípulo que Jesús amaba”…
Para ser un “hermano universal” es necesario ser hermano de alguien y el amor universal se da solo en el particular. Si amamos concretamente a las personas que nos rodean, poco a poco nuestra mente y nuestro corazón se alargan hasta alcanzar la capacidad de amar incondicionalmente a todas las personas. El Padre Charles de Foucauld fue asesinado en el desierto el 1° de diciembre 1916, vivía solo, sin discípulos, en medio de una población no cristiana; pero en poco menos de un siglo el “mensaje del desierto” ha alcanzado los rincones más escondidos del planeta, y ahora en un mundo globalizado y secularizado la invitación de vivir “como Jesús en Nazareth”, como “hermano universal”, es un desafío y al mismo tiempo un signo de esperanza para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Oswaldo Curuchich jc

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