Tessitore 2Todo el tiempo de Cuaresma es favorable para seguir reflexionando sobre nuestra vida en general, pero en particular sobre nuestra vida espiritual que a menudo determina nuestras relaciones con la famiglia, con la Iglesia y con la sociedad. Es importante que los católicos tengamos presente che nuestra Iglesia, guiada por el Papa Francisco, está viviendo un periodo de reforma, reforma de sus diferentes instituciones, de sus estructuras y se está encaminando hacia una profunda y sincera renovación espiritual de todos sus miembros.

La pregunta podría ser la siguiente: a partir del 13 de marzo de 2013, fecha de la elección del primer papa latino, ¿qué ha cambiado en nuestra comunidad o en nuestra familia? ¿Qué ha cambiado en mi vida espiritual? Si la respuesta es “NADA”, las razones podrían ser al menos dos: o vemos a la Iglesia desde fuera sin sentirnos realmente parte constitutiva de ella, miembros vivos del Cuerpo de Cristo; o bien, escuchando la constante invitación del Evangelio a hacer «actos de conversión» cambiando nuestra mentalidad, nos creemos tan seguros que somos capaces de responder como el joven rico: ¡Maestro, todo lo que tú dices lo he hecho desde mi juventud! (Mc 10,17-30). Pero en este caso el mismo Jesús nos diría: «una cosa sola te falta», y seguramente se trataría de lo más importante y fundamental para poder ser discípulos suyos.

Tessitore 4Personalmente he siempre recibido iluminación rezando con la ayuda de los Salmos, por ejemplo el 139 (138), y cada vez que medito descubro nuevos caminos para acercarme al Señor. El autor de este salmo mientras se dirije a Dios, interpreta y expresa los sentimientos de todo israelita que reconoce la presencia de Dios en su propia vida:

«Señor, tú me sondeas y me conoces, de lejos percibes mis pensamientos; todas mis sendas te son familiares»… El poema es en primer lugar una alabanza al Creador: «Te doy gracias porque eres prodigioso: soy un misterio, misteriosa obra tuya; y tú me conoces hasta el fondo». La persona individual no ha sido creada en una «fábrica de hombres», sino ha existido desde siempre en la mente de Dios: «Tú formaste mis entrañas», continúa el autor, «me tejiste en el seno materno». Cada ser humano no es el efecto de un “caso”, sino forma parte del diseño divino: «En tu libro estaban escritos todos mis días, ya planeados, antes de llegar el primero».

Quien lee y hace oración con el salmo 139 reconoce en primer lugar las maravillas que Dios ha cumplido y el milagro de la propia existencia. Dios no me ha creado «por casualidad», Él me ha proyectado, ha pensado en mi, ha acomañado mis días mientras yo lentamente me formaba en el vientre de mi madre… Por eso debo considerar con mayor seriedad que formo parte de la obra de Dios, así como cada uno de mis hermanos; e incluso ¡él mismo me considera su Obra maestra! Dios es presentado aquí con la imagen del tejedor: pero no debemos pensar en el simple trabajador, sino a Aquel que crea el diseño, a un Dios creador y creativo, que se concentra, no repite dos veces ninguna de sus obras, y además expresa siempre lo mejor de si mismo en cada una de ellas.

La primera característica del creyente es la de sentirse amado de parte de Dios y la segunda la de advertir la propia pequeñez y fragilidad ante el inmenso amor del Dios misericordioso. Por eso, esforzándose en vivir de cara a Dios, el piadoso israelita, autor de nuestro salmo, concluye: «Oh Dios, sondéame y conoce mi corazón, examíname y conoce mis pensamientos. Mira, si mi camino es errado y guíame por el camino recto». preghiera1.jpgEste último paso puede ser traducido también con: Mira, si estoy siguiendo «un camino de dolor», «de idolatría», «de maldad». Y cada uno podría añadir las palabras y las ideas según su propia sensibilidad, o mejor dicho según su propia sinceridad: un camino de falsedad, un camino de espiritualidad cómoda, una espiritualidad superficial; o también podríamos interrogarnos utilizando el lenguaje del Papa Francisco: Mira, oh Dios, si estoy viviendo en un estado de mundanidad espiritual.

La MUNDANIDAD ESPIRITUAL es una tentación peligrosa porque «ablanda el corazón» con el egoísmo e insinúa en los cristianos un cierto «complejo de inferioridad» que los lleva a uniformarse con el mundo, a actuar «como hacen todos», incluso a vivir «como si Dios no existiera», siguiendo «la moda más divertida». Forma parte della mundanidad espiritual también el RELATIVISMO RELIGIOSO, es decir pensar que «todas las religiones son iguales, lo importante es creer en Dios». Esta idea nos aleja lentamente de nuestra Iglesia y progresivamente nos aleja incluso del Evangelio.

La Cuaresma nos invita a vivir una auténtica conversión, sin renunciar y mucho menos sin vender a bajo precio nuestra propia identidad cristiana.

fratel Oswaldo Curuchich jc