Anniversario 1-001
Uno de los primeros actos instintivos que el nuevo Obispo de Roma, Francisco, realizó fue inclinar la cabeza para recibir la oración-bendición del Pueblo de Dios antes de iniciar su nueva misión. El hecho sorprendió a muchísimas personas en todo el mundo… Viendo hoy las fotos de mi ordinación presbiteral, el 25 de marzo de 2000 en la solemnidad de la Anunciación, apareció una que me tomaron mientras estaba de rodillas y recibiendo la oración-bendición de mi papá…

En estos últimos dos años nos hemos ya acostumbrado a esperar una nueva «movida» del Papa Francisco o a escuchar sus frases célebres que cabal llegan y sorprenden. No se cuánto recordaremos sus palabras y cuáles signos más dejará antes de pasar a la historia, pero estoy seguro que su invitación constante «y por favor, no se les olvide, recen por mi» dirigida cada vez a los fieles quedará imprimida indeleblemente en el corazón de los creyentes, y en la conciencia colectiva, como el deber de sostener con la oración al Obispo de Roma. Por motivo de la relación especial que Francisco ha creado con las personas, sin distinguir las categorías o la religión que profesan, muchos coinciden en afirmar que el Papa posee una sabiduría evangélica popular. «Mientras lo miraba sumergido entre la multitud me parecía casi ver al mismo Jesús», dijo un párroco de Roma comentando la visita pastoral de Francisco.

Anniversario 2-001Volviendo a la fiesta de mi ordenación, también en esa ocasión el gesto espontaneo de arrodillarme ante mi papá Juan, que ahora descanse en Cristo, poco antes de impartir la bendición a la asamblea que había participado a mi primera misa, fue un acto instintivo –y tal vez un poco extraño para los italianos–, pero al mismo tiempo inspiró la admiración y el respeto de las personas más atentas. Recordando en este día aquellos momentos puedo tranquilamente decir que no existía en nosotros la menor intención de querer hacer algo «espectacular» (¡aunque si mi papá no se hacía bolas para la fiesta de la Medalla Milagrosa!) y mucho menos queríamos añadir algo más a la celebración tan solemne… Era en cambio la expresión de una espiritualidad popular que caracteriza fuertemente a nuestros pueblos de América Latina y que ahora, con la elección del primer «papa latino», está ganando terreno en la Iglesia universal.

Aquí en Italia (finalmente) están publicando estudios que tratan el tema de la «piedad popular», «espiritualidad popular» y también «mística popular» de América Latina porque son expresiones que los documentos del Celam utilizan desde hace décadas y que ahora han encontrado espacio en la primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium. Sin entrar en detalles podemos decir que es necesario distinguir claramente la espiritualidad popular de los pueblos latino-americanos de aquel tipo de cristianismo devocional, individualista y sentimental presente en todas partes del mundo. Pensemos por ejemplo a aquella «religiosidad» que se conforma con una visita conmovedora a un santuario dedicado a un santo «poderoso»; o a una fiesta del santo patrono que de religioso tiene poco o nada.

Hablamos en cambio de una verdadera espiritualidad encarnada en nuestras culturas y que abraza a todos, aun a los más sencillos (EG 124). La riqueza plena del Evangelio que anunciamos «incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los artistas, a todos. La mística popular acoge a su modo el Evangelio entero, y lo encarna en expresiones de oración, de fraternidad, de justicia, de lucha y de fiesta» (EG 237). Anniversario 3-001Francisco adopta también la expresión «vía simbólica» que el Documento de Aparecida utiliza junto al «peregrinar» como actos evangelizadores: «una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros»… Creo que estas pinceladas puedan ya dar la idea (a los europeos) y responder a algunas preguntas acerca de la vitalidad de la religiosidad en América Latina. El anuncio del Evangelio no está reservado solamente a pocos «expertos», sino es un deber de todos los bautizados en comunión y unidad con todos los demás.

Añadiendo algo a propósito del concepto vía simbólica, yo diría que la bendición de un papá a su hijo presbítero no expresa sólo una dimensión afectiva, sino inconscientemente –en los sencillos como normalmente son nuestros papás– profesa la convicción de formar parte de un pueblo en camino, «obispo y pueblo de Dios juntos», fue una de las primeras frases que el nuevo Papa pronunció. Y volviendo a nosotros, aquí y ahora: NO se trata de imitar los gestos y modos que no forman parte de nuestra cultura o de nuestro modo de vivir, pero si de recuperar aquello que ya nos pertenece pero que tal vez con facilidad y con un poco de irresponsabilidad hemos descuidado. Pensemos por ejemplo a un padre o a una madre de familia que bendice los alimentos. Presentando a su familia los productos de la tierra y de su propio trabajo, seguramente del propio esfuerzo, muchas veces después de sufrimientos y de humillaciones, o el fruto obtenido con la angustia por no tener un trabajo; es decir el fruto de la propia «vida donada»… ¡Ese papá o esa mamá estaría CASI celebrando una misa! Y para terminar, lástima que cuando fui ordenado aun no teníamos al Papa latino, porque de lo contrario yo hubiera invitado a mis papás a unirse a nosotros los presbíteros para dar la bendición final al Pueblo de Dios!!

fratel Oswaldo jc