Faithful cheer Pope Francis during the weekly general audience in St. Peter's Square, at the Vatican, Wednesday, Oct. 9, 2013. (AP Photo/Gregorio Borgia)

Faithful cheer Pope Francis during the weekly general audience in St. Peter’s Square, at the Vatican, Wednesday, Oct. 9, 2013. (AP Photo/Gregorio Borgia)

Después del espacio que, con sorpresa, el Papa Francisco ha dedicado a Carlos de Foucauld la tarde del 3 de octubre durante la Vigilia de oración en Roma por el Sínodo de la familia (http://www.revistaecclesia.com/vigilia-de-oracion-en-roma-por-el-sinodo-de-la-familia-homilia-del-papa-francisco/)y el increíble testimonio del famoso escritor francés Eric-Emmanuel Schmitt –sus obras han sido traducidas en 50 idiomas– acerca de su conversión del ateismo a la fe en Jesucristo y la Iglesia Católica, “seducido” por la personalidad del Padre de Foucauld y transformado por una inesperada “revelación” durante una noche estrellada en el del desierto de Sahara donde junto a un colega amigo estaban trabajando para crear un documentario acerca de la vida del ex militar convertido Charles de Foucauld asesinado en Tamanrasset el 1° de diciembre de 1916, otra novedad merece un espacio.

Magdeleine 2Es cierto, últimamente se habla mucho del Padre de Foucauld, en parte porque nos estamos acercando al centenario de su muerte y los preparativos se están realizando en muchos países. Pero también creemos que no se trate solamente de una “moda”, sino de la actualidad de su espiritualidad y del modo de presentarse como cristiano y como sacerdote entre las tribus del Sahara que no conocían el Evangelio y la salvación en Cristo. En este contexto la publicación por primera vez en Italia –ojalá muy pronto aparezca en español– del Testamento espiritual de la hermanita Magdeleine de Jesús, un librito conocido con el nombre de “Boletín Verde”, representa una muy buena noticia porque en él la fundadora de las Hermanitas de Jesús expone su pensamiento intuído y amado durante toda su vida tras las huellas de Carlos de Foucauld: como Jesús «vivir pobre entre los pobres y mezclada en la masa humana como levadura». Una vida contemplativa en medio del mundo, con los ojos y el corazón fijos en el Modelo único, Jesús, Dios hecho hombre entre los seres humanos.

«Quando, en abril de 1946, fue publicado en Francia el librito de la hermanita Magdeleine –dice Michel Lafon en la presentación histórica– lo percibimos como la expresión de una nueva concepción de la vida religiosa. Para mi y para mis compañeros, que éramos seminaristas, estas páginas aparecieron como revolucionarias e nos llenaron de entusiasmo». En 1945, de hecho, era una revolución dar a las futuras religiosas este consejo: «Antes de ser religiosa, sé humana y cristiana con toda la fuerza y la belleza de este término». Esta fórmula que hoy parece así natural, en esas décadas –estamos hablando de 20 años antes del Concilio Vaticano II– aparecía como una afirmación explosiva. Pero esta intuición no podía no llevar a una nueva comprensión de la vida consagrada caracterizada por el hecho de habitar entre las categorías más pobres y compartir plenamente su estilo de vida. Magdeleine insitía acerca de la necesidad de superar aquellos valores presentados como “virtudes humanas” pero que frecuentemente se convertian en barreras que separaban y alejaban de la vida real.

Magdeleine 4Magdeleine Hutin (1898-1989), nace en una familia cristiana en Francia, muy pronto manifiesta un gran amor hacia Dios y el deseo de donarse completamente a Él. Al mismo tiempo expresa su fuerte sensibilidad hacia las personas que sufren por el desprecio o la exclusión, sintiéndose naturalmente atraída hacia ellas. Por eso, cuando a vientitres años descubre, leyendo el libro de René Bazin, la vida y la espiritualidad del Padre de Foucauld, descubre la respuesta de Dios a la inquietud que llevaba desde siempre en el corazón: «Había finalmente encontrado todo el ideal de vida que soñaba: el Evangelio vivido, la pobreza total, el amor de la abyección/humillación y sobre todo el amor en su plenitud: “Jesus Caritas”, Jesús Amor». Un ideal che Magdeleine de Jesús concretizará viviendo en el contexto musulmán en Argelia, Medio Oriente y luego entre las poblaciones más retiradas del planeta.

La enseñanza que está al centro del Testamento espiritual: «Testigo de Jesús vivirás mezclada entre la gente como levadura en la masa», nos introduce en el mensaje excepcional que nos ha dejado la hermanita Magdeleine de Jesús. La razón última de la inmersión en la masa humana es que Jesús mismo formó parte de la humanidad. La fundadora de las Hermanitas, siguiendo la vida de Carlos de Jesús, se siente atraída por la pasión de Dios por todos los hombres. Ella encuentra el misterio de la Encarnación de Dios en todos los aspectos de la vida de Jesús: en el Niño de Belén en particular, la vida escondida del hijo de José y de María en Nazareth, la vida del Maestro de Galilea por los caminos y mezclado entre las multitudes, la cruz y la resurrección.

Otra fórmula explosiva y revolucionaria fue la convicción/invitación de Magdeleine a sus Hermanitas de saber «obedecer con inteligencia». No faltaron las críticas y las acusaciones de parte de superiores religiosos y eclesiásticos, pero al mismo tiempo la Providencia no hizo faltar la presencia y la colaboración de otros que habían intuído la dimensión profética de las ideas. Hoy es fácil aceptar que dichas enseñanzas han determinado la vida de muchas congregaciones religiosas femeninas y masculinas, aunque aun queda mucho por hacer. Además, podemos concluir, que el Testamento espiritual de Magdeline es un mensaje para todos los cristianos. Y no se limita únicamente a los seguidores del Beato Charles de Foucauld, ya que la vocación de cada cristiano tiene, fundamentalmente, su fuente en el misterio de la Encarnación que él vive cotidianamente mezclado entre las personas en el lugar que Dios lo ha puesto.

¡Ver hoy al Papa Francisco «mezclado entre la masa humana» nos da la idea!

Oswaldo Curuchich jc