2011-05-30 19:19:12https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=53

Algunos días después de mi profesión religiosa (temporánea), mi papá me escribió una carta donde me cuenta que en la vigilia de de la fiesta litúrgica del Beato Carlos de Foucauld se reunieron con mi familia junto a algunos amigos vecinos de casa para rezar el Rosario y así encomendar al Señor la Comunidad y en particular a Roberto [por su ordenación presbiteral] y a mi. Y así, a pesar de la distancia también ellos participaron a esta gran fiesta que es sobre todo una fiesta espiritual.

Esta comunión que existe entre nuestras familias y nosotros que estamos “lejos” es una gran bendición de Dios que me permite decir que desde que dejé mi casa en vez de sentirme separado o lejos de mis papás, de mis hermanos y mis amigos ha sucedido el contrario, me siento unido a ellos en una forma particular, aunque no nos escuchemos y tanto menos nos veamos muy seguido. Me ha permitido experimentar, esto, que la amistad y el amor no se encierran en el cuadro físico sino en el espíritu.

Pero, visto que existen estos medios modernos que también ayudan a comunicarnos, escribo estas cosas para compartir algunas de las experiencias que he vivido en este tiempo.

Han pasado ya algunos meses desde que profesé los votos de pobreza, castidad y obediencia y a través de ellos he ofrecido mi vida al Señor y cuando pienso a esto no puedo evitar de pensar también que en realidad es Él quien se ha donado a mi llamándome a seguirlo en esta forma particular de vida, ciertamente me pide a mi también un empeño a vivir todo esto con reconocimiento. Me doy cuenta que entregando mi vida al Señor no la pierdo, al contrario, por otra parte Él mismo nos ha dicho que quien pierde su vida por Él la encuentra. No se asusten con estas tres palabras, pobreza, castidad y obendiencia que al escucharlas parece que limitan mi existencia y en cambio no, !cuánta riqueza, cuánta plenitud y cuánta libertad encontramos abandonándonos a Dios! y este es el camino que he empezado: es decir luchar cada dia para alcanzar estas cosas con la ayuda de quienes ahora son mis hermanos.

Me doy cuenta que es una gran cosa el abandonarse al Señor y buscar la unión entre Él y yo, ciertamente esto no se alcanza de la noche a la mañana, mas caminando poco a poco y pidiendo a Dios que no deje apagarse en mi el deseo de estar con Él. Cuando pienso a los momentos de la profesión me gustaría que fuesen eternos, pero me recuerdo que ese fue solo el inicio de este camino hacia el gran y último encuentro con Dios, encuentro que buscamos anticipar con la consagración.

Así, pido a Dios que me ayude, que nos ayude a perseverar en este esfuerzo de vivir lo que Él nos pide en comunión con mi familia, esfuerzo que seguramente se cambia en la alegría de su presencia que llena de paz y serenidad.

Jonathan

 53open