2013-04-04 16:18:14https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=665La Iglesia es esencialmente la Iglesia de la Resurrecció y por eso el gozo debe ser la característica de cada cristiano. Cuando estamos tristes, desanimados de nosotros mismos, de los demás, de las cosas, pensemos que Jesús es glorioso y está sentado a la diestra del Padre.

Luego hay otra cosa (entre tantas que la Pascua sugiere a nuestra profunda meditación): ¿Has notado cómo las apariciones de Jesús resuscitado, nos inspiran a interiorizar el Reino?

El Señor no se muestra en el esplendor de la divinidad, sino se revela en la intimidad de una llamada dirigida al profundo de cada uno.

Las apariencias: un jardinero, un amigo extranjero que aza los peces para los pescadores extremados, un desconocido encontrado por el camino, aun sin excluir en él aquella fuerte personalidad que había impresionado al mismo Pilato.

También íntimo el momento en el que es reconocido: a la llamada personal, “María”; con el signo de una pezca finalmente fructuosa; a la acción humilde y cotidiana de partir el pan.

Llamadas directas para aquellos que saben, “sacramentos” del amor personal, realidad totalmente interior, que saben percibir solo aquellos que son sufiscientemente pobres como para no tener necesidad de la seducción del prestigio y entran así en el misterio real de intimidad, el misterio de las Bodas.

Como en aquel entonces, también hoy Jesús resuscitado se revela en una llamada personal e se advierte en la intimidad; momentos e intimidad que cada uno deberá descubrir especialmente en los acontecimientos más comunes y familiares de su propia vida.

No podemos además olvidar que el gozo de la Pascua es fruto de un Amor doloroso, lo ha sido para el Señor y lo es también para nosotros, y aunque vivamos el cristianismo en las plazas y en el esplendor de las catedrales, es siempre un misterio de crucificción y de inmolación; la santa Misa, aunque si es celebrada en la magnificiencia de una capilla papal, es siempre la renovación del Calvario.

El valor redentor de Cristo deve pasar en nosotros, bien sabiendo que “su valor es un valor que triunfa”.

Así sea, así sea realmente como un augurio pascual para ti, para mi, para todos los hombres de buena voluntad.

¡Feliz Pascua!

fr. Gian Carlo, prior

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