2013-04-09 18:38:39https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=669

Estoy en Estrasburo (al norte de Francia, en la frontera con Alemania y Bélgica) por motivo de estudios y después de haber superado la semana de “sobrevivencia” por causa del idioma, estoy listo para compartir mis primeras impresiones.

Soy huésped en la Fraternité Monastique de Jérusalem, conocidos en Europa como los “Monjes de la ciudad” (de ellos escribiré más adelante). Estrasburgo no es una ciudad muy grande, pero seguramente es muy bella, llena de vida y con tantos visitantes que vienen de todo el mundo. Muy probablemente la presencia aquí del Parlamento Europeo colabora a hacer de ella una verdadera ciudad europea.

El sábado por la tarde salí a caminar para poder descubrir los tesoros arquitectónicos de este lugar. Había visto desde lejos la catedral, pero no me imaginaba que fuese así inmensa, tan grande que me quedé literalmente con la boca abierta, para dar la idea la cámara no logró captar en una sola foto todo el edificio (la plaza frente al atrio no es muy grande), ¡me imagino que los chinos y los japoneses que me vieron se reían de mi cámara que para ellos era como “juguete”!

Pero además de las iglesias, plazas, palacios, boulevards y el hermoso río Ill que dividiéndose abraza a la ciudad, Estrasburgo para las Fraternidades tiene un significado muy grande, pues es la ciudad natal del Charles de Foucauld. Por tal razón visité entre otras cosas la iglesia St. Pierre-Le Jeune en donde fue bautizado el niño Carlos Eugenio de Foucauld en el 1958. Antes esta iglesia era mitad protestante y mitad católica, pero ahora es solo protestante. Luego fui a conocer también la iglesia católica que fue construida posteriormente y que lleva el mismo título, en su atrio han colocado una gran estatua de Charles de Foucauld para recordar que en “esa” iglesia fue bautizado nuestro Beato… ¡Es una larga historia esa de las dos iglesias que por ahora prefiero evitar a todos la penitencia de escucharme!

Cuando llegué a los pies del Hermano Carlos (las palomas lo han como humillado, ¡pero no hay problema porque él amaba ser despreciado!) me sentí muy satisfecho y feliz, entrando en la iglesia me di cuenta que no conserva los tesoros que vi en la catedral, pero en cambio hay allí un tesoro mucho más importante para las Fraternidades. Me quedé en silencio y en oración para darle gracias al Señor y para pensare en todos… ¡Fue un moment emocionante!

Cuando el Padre de Foucauld vivía en el desierto del Sahara, en sus cartas a su hermana Marie, a su prima Marie de Bondy y a su amigo de infancia Gabriel Tourdes, hablaba de su tierra natal con alegría y nostalgia, recordaba los años que transcurrió en compagnia de su abuelo…

Mientras visitaba este último lugar estaba iniciando el Domingo in albis, octava de Pascua y domingo de la misericordia. De este modo aprovecho para saludar a todos: hermanos, hermanas, familiares y amigos. ¡Hasta pronto!

Oswaldo Curuchich

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