2012-08-18 09:20:46https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=555

En las últimas dos semanas hemos estado muy ocupados debido a las difernetes actividades que se realizan aquí en la Abadía de Sassovivo. La primera quincena del mes de agosto podríamos llamarlo el período más crítico, pero en el buen sentido de la palabra, pues se trata de momentos llenos alegría por la presencia de nuestros huéspedes, con la mayor parte de ellos nos unen vínculos de amistad en el Señor Jesús.

También porque en Italia el 15 de agosto, solemnidad de N.S. de la Asunción, es el día principal de las vaciones de verano. La mayor parte de las personas interrumpen sus actividades cotidianas alredor de dicha fecha…

Pero la actidad central ha sido la profesión solemne de nuestro hermano Marco que en los últimos tres años ha vivido en Nazaret en donde ha iniciado un óptimo proceso de inculturación: el aprendizaje del idioma árabe le ha sido de gran ayuda para poder entrar, poco a poco, en relación con la gente del lugar.

El 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración, Sassovivo se convirtió en un escenario particularmente interesante y también sugestivo por la presencia, en primer lugar, de la familia de nuestro hermano y de algunos de sus amigos de La Spezia, su ciudad natal. Luego varios amigos de nuestra fraternidad han participado a la concelebración que realizamos en el claustro de la abadía… Qué interesnte es pensar que después de mil años de historia este «oasis» siga siendo un lugar especial en donde los corazones se abren a la alabanza y gratitud a Dios. ¡Ha sido una gran fiesta!

 

Pasando a otro tema: entre las personas que nos han visitado para vivir un tiempo de retiro me limito a mencionar sólo a las hermanas de la Fraternidad Monástica de Jerusalén. Esta Congregación religiosa, masculina y femenina, ha sido fundada en Paris (1975) por el Padre Pierre-Marie Delfieux, siendo luego aprobada por el Cardenal François Marty.

Dichos monjes y monjas tienen la misión de vivir en el corazón de las grandes ciudades, en el corazón de Dio. Son conocidos también como los «Monjes de la ciudad». La oración de Jesús: «Padre, no te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno» (Juan 17,15) orienta toda su vida e ilumina la esencia de su vocación. Ya que el hombre es la imagen más bella de Dios, las Fraternidades desean orar y encontrar a Dios a través de la ciudad de los hombres. Desean alcanzar y servir a los hombres que buscan a Dios, expresando con la vida contemplativa y fraternal Su presencia en el corazón del mundo.

Por eso los monjes y monjas de Jerusalén son llamdos a llevar la oración en la ciudad y la ciudad en la oración, a crear un oasis en el «desierto» de la soledad, de la inquietud, de la búsqueda o la indiferencia, dando vida a un espacio de silencio y de contemplación que sea al mismo tiempo un lugar de hospitalidad y compartimiento.

Lazos fuetes de amistad nos unen a estos hermanos y hermanas. En cierto modo vivimos una vocación similar, aunque si en lugares y formas diferentes. El libro del hermanito del Evangelio, Carlo Carreto, «El desierto en la ciudad», habla del tema a propósito de cómo poder vivir una vida espiritual en la «babel» de la propia vida cotidiana, sobre todo cuando se vive en una ciudad caótica y con un ritmo acelerado…

La presencia en estas dos semanas de Sarah y Marta nos han unido aun más a tada la familia espiritual de Jerusalén.

 

C. Oswaldo Curuchich


 

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