2013-02-07 11:31:25https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=629

Aprovechando de la presencia de Marco en este período (ayer volvió a Nazareth), le pedí acompañarme a Fermo, ciudad en donde viven las hermanitas de nuestra Fraternidad, y así le pedimos participar al encuentro de formación, un servicio que en estos últimos meses está realizndo este servidor…

En primer lugar creo sea muy importante reconocer y dar a conocer que, contrariamente a cuantos tienen una visión pesimista de la historia en general y de la Vida religiosa (o vida consagrada) en particular, el Señor continua a responder, a aquellos y aquellas que lo buscan, con la misma invitación que hizo a los primeros discípulos interesados en saber en dónde habitaba: «Venid y veréis» (Juan 1,39). A pesar de la crisis de fe y de vocaciones, sobre todo en Europa en estos tiempos que son los nuestros, nunca faltan personas generosas, jóvenes (mujeres en este caso), que van –como afirmaba el Padre de Foucauld– a la búsqueda de las “voluntades de Dios”. Tal es el caso de la “joven” fraternidad de Fermo que desde su fundación vive bajo la custodia especial de San José. En estos primeros cinco años de aprobación ad experimentum podemos constatar que las cosas han mejorado y que la espiritualidad del Hermano Carlos de Jesús sigue provocando aquel deseo de radicalismo evangélico, es decir aquella “exigencia profunda” de donarse totalmente a Dios, “con una confianza infinita” y, sobre todo, “por amor, solo por amor”…

Claro está que la vida consagrada hoy no puede ser presentada si no siguiendo la doctrina del Concilio Vaticano II, particularmente allá donde presenta a la Iglesia como “icono de la Trinidad”: «Y así toda la Iglesia aparece como un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Lumen gentium 4), o sea comunión, diálogo, amor recíproco, relación, en síntesis ¡misterio de amor!

«Una de las preguntas más frecuentes que los peregrinos nos hacen en Nazareth –nos decía Marco– es: “¿Cuál es vuestro carisma?”. Sabemos muy bien que detrás de esa pregunta, aparentemente inocente, se esconde esta idea: “Qué cosa hacéis, cuáles son vuestras obras?”. Y parece que sea tan difícil explicar y más aun convencer a las persona que nuestra vocación es la vida de Nazareth, el vivir nuestra cotidianidad, como religiosos, similarmente a cómo viven la propia cotidianidad, por ejemplo, los padres de familia que luchan contra el desafío de educar a sus propios hijos y a procurarles el pan de cada día». Durante siglos la Vida consagrada ha sido presentada como “vida de perfección”, y sobre todo como “vida apartada del mundo”. Por todo eso la misión de las Fraternidades es la de vivir su propia vocación a imagen del amor trinitario y de ser fundamentalmente una familia que se propone de vivir para crecer «en edad, sabiduría y gracia, ante Dios y ante los hombres« (Lucas 2,42-52).

Cada año, el 2 de febrero, en la fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia nos invita a vivir la “jornada mundial de la Vida consagrada”. Si normalmente el mensaje espiritual de Carlos de Foucauld no tiene como fin –por naturaleza– el proselitismo (es decir “ganar discípulos”), más bien iluminar el camino de fe de cada cristiano, “¡desde el Papa hasta el campanero!”, cierto es también que, a 50 años del Vaticano II, creemos que sea provechoso hacer una reflexión particular acerca de la vocación a la Vida consagrada en nuestras Fraternidades dejándonos guiar por las intuiciones del beato Carlos de Foucauld.

C. Oswaldo Curuchich


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